miércoles, 14 de marzo de 2012

La Dama de Hierro


 

“La Dama de Hierro” tiene un guion irregular y abusa de imágenes de archivo para recrear la historia, pero consigue una gran identificación con la realidad gracias al trabajo de maquillaje y vestuario y unos excelentes Meryl Streep y Jim Broadbent.

En el revisionismo histórico que el cine británico está llevando a cabo, tras los retratos de Jorge VI y de Isabel II, se imponía abordar la figura de Margaret Thatcher y completar así la panorámica del siglo pasado. Y entre las posibles actrices para el papel, nadie mejor que Meryl Streep para humanizar a la primera ministra y a la vez plasmar el carácter fuerte que le granjeó el sobrenombre de ‘Dama de Hierro’. Phyllida Lloyd nos ofrece algunos brochazos de su vida política esculpidos, a la par que los principales acontecimientos de las dos décadas de su gobierno. Ante todo, a la directora le interesa resaltar cómo sus responsabilidades en el ejecutivo fueron configurando el carácter de una mujer que se abrió camino entre los hombres —incide en exceso en este aspecto feminista—, y cómo enterró sin darse cuenta una vida familiar que en su ancianidad parece echar en falta.

Por eso, en realidad, “La Dama de Hierro” (ver tráiler y escenas) es más bien la construcción de una personalidad fuerte a partir de unas convicciones, que obligan a veces a decisiones difíciles, y que a su vez terminan por conformar unos hábitos y más tarde un carácter y un destino, síntesis brillante que la anciana Thatcher hace de su vida cuando el doctor le pregunta cómo se siente y ella le pide que no se interese por sus sentimientos sino por sus pensamientos. Y es que la Dama de Hierro está convencida de que sus ideas son las que han conducido y determinado toda su vida, y que así seguirá siendo. El guión de Abi Morgan incide en ese aspecto y se guarda una baza final que deja un poso de amargura, en la despedida surrealista de un marido que le dice que no le echará en falta porque siempre se las ha apañado para vivir en solitario, sin necesidad de muchos apoyos y afectos. 

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