Esto es lo que pasa cuando ya no hay nada que relatar y uno de los actores se niega a aparecer de nuevo en la saga.
Es evidente que el tercer filme “La rebelión de los Lycans” fue
sólo para tapar los huecos dejados por sus antecesoras, al no haber
nada más que ver sobre el legado Corvinus. Por eso ahora no hay rastro
de los guionistas Len Wiseman y Danny McBride. Esto es un intento por
recuperar una franquicia que le proporciona una buena cantidad de dinero
a la casa productora, que por supuesto está en todo su derecho de
continuar perpetuamente con la historia de “Inframundo”, sólo que con
algo de dignidad si es que la tiene.
Con sólo los despojos de lo que alguna vez fue una mitología entre
vampiros y licántropos, se pretende construir nuevas bases de lo que
seguro será otra serie de secuelas. Al negarse a participar en esta
ocasión Scott Speedman como el eterno compañero de aventuras de la
vampiresa, entonces todo el peso del filme recae completamente en la
actriz Kate Beckinsale. En realidad no es tan malo, porque aún logra
mantenernos atentos a cada uno de sus explosivos combates a muerte con
solo su mirada.
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